El acné es una enfermedad que se caracteriza por una alteración de las glándulas sebáceas y la aparición de comedones, espinillas y granos y que afecta a cualquier edad.

El acné se origina por múltiples factores, como la ingesta de una alimentación rica en grasas, la aplicación de una cosmética inadecuada, cambios hormonales, toma de medicamentos, embarazo o lactancia, estar en constante contacto con sustancias nocivas.

Equilibrar las glándulas sebáceas es fundamental para evitar la aparición del acné. Cualquier excitación fuera de lo normal provoca una activación o rebrote de sebo que crea los comedones y da paso a infección.

La higiene o asepsia es muy importante en una piel grasa o hiperseborréica, la cual debe limpiarse por la mañana y por la noche para eliminar esos gérmenes que activen la infección y posterior inflamación. Productos ricos en hidroxiácidos, como el ácido láctico, previene de esta contaminación.

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Se recomienda aplicar cremas ricas sin seborreguladores, como el azufre, son las indicadas para el día y la noche, enriquecidas con acciones regenerantes y bactericidas.

El masaje activo es pieles grasas puede ser perjudicial porque la mayoría de las maniobras que se realizan son también activadoras de las glándulas sebáceas y originarían que excretasen en grandes cantidades.

La mayoría de los productos acnéicos se tienen que aplicar suavemente y a toques, con pequeñas cantidades que se irán colocando para conseguir el efecto que se busca.

Limpiaremos y tonificaremos. Aplicaremos una crema ligera, evanescente y libre de grasa y usaremos cremas específicas sobre comedones para eliminarlos. Las cremas, tónicos y antisépticos para pieles acnéicas tienen una acción bactericida constante.