La protección de la piel frente al sol es imprescindible si queremos que se mantenga sana, sobre todo, con los primeros rayos del sol.

El sol es necesario en nuestra vida pero es la piel la que necesita protegerse de las radiaciones solares. La llegada del buen tiempo deja expuesta nuestra piel ante agentes que pueden agredirla.

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Nuestra protección natural se ve alterada cuando el sol, de forma intensa y continua, incide en nuestra piel, la cual tiene que broncearse lentamente para protegerse de los agentes negativos.

La melanina, activada por el sol, cubre la superficie epidérmica y nos protege en los primeros momentos.

No importa el clima que haya, la protección con filtro solar es importante durante todo el año. Diariamente, después de nuestra hidratación, debemos aplicar las cremas con protección, tanto facial como corporal.

Pasadas unas horas, deben eliminarse y permitir que la piel expulse los desechos de la mañana. Luego, se vuelve a aplicar hasta concluir el día.

Los filmógenos son activos con grandes acciones pero el uso continuo y prolongado puede derivar en problemas secundarios en la piel, como taponarla.

Puede que el sol no queme tu piel pero ello no asegura que no te salgan manchas y arrugas, de modo que la piel se envejezca.

El uso combinado de sol y filtro solar es la protección segura. En las primeras horas del día tendremos un filtro solar que nos proteja y evite efectos negativos. Pasadas las horas, el sol ayudará a nuestra piel.