Muchas personas ya han decidido marcar su piel con algún tipo de diseño. La percepción sobre los tatuajes no siempre ha sido la misma pues, años atrás, una persona tatuada estaba mal vista, a la que se le relacionaba con el crimen o que directamente llevan una vida poco decorosa.

El tatuaje es la inserción de un pigmento en la piel mediante agujas, estiletas de piedras, lascas de madera. Se trata de un medio de expresión artística, de modo que cualquier diseño tiene cabida.

El tatuaje es una técnica que data del año 1000 a.C. Por ejemplo, en Japón, el tatuaje servía para marcar a los criminales, de modo que era un castigo para siempre.

Se considera que el primer tatuador profesional fue Martin Hildebrandt, un inmigrante alemán que desempeñó la práctica del tatuaje entre 1861 y 1865.

Hoy día, a veces, cuesta encontrar una piel que no haya sido pigmentada, el tatuaje esta realmente extendido y plenamente aceptado en nuestra sociedad.

Por qué hacerse un tatuaje

Los motivos por los que una persona se hace un tatuaje son diversos, ya sean sentimentales, para plasmar su forma de pensar en su piel o como meras muestras artísticas.

Los estilos y técnicas que apreciamos en el mundo del tatuaje son muy amplios, como acuarelas, tribales, mandalas o maoríes, entre otros.

Cada técnica implica un estudio máximo y una práctica intensa, por lo que el valor técnico y artístico de estos trabajos es incalculable.

Debemos tener en cuenta que no todo el mundo es apto para realizarse un tatuaje, como enfermos oncológicos o que se encuentren en tratamiento de quimio o radioterapia o personas con problemas circulatorios que tomen vasos dilatadores tipo Sintrom o Aspirina.

El tatuaje también está contraindicado en caso de enfermedades autoinmunes, lesiones dérmicas, hipertensión arterial, diabetes, tratamientos con antidepresivos, epilepsia, embarazo y lactancia, diabetes, alergia a los metales, alergia a algunas de las tintas, consumo habitual de drogas y alcohol.

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Una vez realizado el tatuaje, se recomienda curar la herida de manera adecuada hasta su cicatrización y posterior regeneración completa de la piel, protegerlos del Sol con factor de protección solar y no agredirlos con abrasiones y roces.

Recuerda que, para ser un buen tatuador, debes practicar mucho en distintos soportes antes de comenzar a tatuar en la piel.