La microdermoabrasión es un tratamiento no invasivo y supone una de las soluciones de belleza más actuales hoy día.

Esta terapia con punta diamante consiste en un rejuvenecimiento facial y una limpieza profunda del rostro.

Se trata de un peeling con el que exfoliamos la piel con distintas intensidades, con lo que extraemos las células muertas y pulimos por capas de forma gradual.

La microdermoabrasión es una limpieza muy beneficiosa en algunos casos, como la eliminar las manchas producidas por el sol, atenuar las arrugas de expresión y cicatrices de acné, tratar el envejecimiento, acabar con las pieles seborreicas, producir poros dilatados, combatir los puntos negros y las estrías y devolver la hidratación natural a las pieles secas.

La punta de diamante cuenta con movimientos suaves y controlados que conllevan una mejora de la elasticidad y del tono de la piel.

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Este tratamiento es aplicable en todas las zonas del cuerpo y también es válido para pieles reactivas. Es posible que aparezca un leve enrojecimiento que, en cualquier caso, desaparecerá pasadas unas horas.

La microdermoabrasión provoca la regeneración celular y el incremento en la producción de colágeno. La piel queda suave, brillante y con poros desdibujados.

Los resultados se apreciarán una vez realizadas varias sesiones y comprobaremos cómo se suavizan las líneas de expresión y las arrugas. También suaviza la piel gruesa, reduce las marcas de acné y espinillas al igual que los poros abiertos y obstruidos, reactiva la circulación, frena la hiperpigmentación.

La punta de diamante facilita la aplicación de otros tratamientos cosméticos con activos nutrientes y regeneradores.

Las contraindicaciones son para mujeres embarazadas o en período de lactancia, con infecciones cutáneas activas en la zona que se va a tratar, enfermedades autonimunes activas, diabetes no controlada y con enfermedades cardiovasculares.

Se recomienda que la piel no este expuesta al sol durante los días posteriores al tratamiento y aplicarse protección con filtros solares.